Cómo Vivir en Libertad y Superar el Miedo (Incluso con Crisis Funcionales)

Mi Historia con el Miedo

El libro, Aunque Tenga Miedo, Hágalo Igual, de Susan Jeffers, ha cobrado gran sentido en mi historia reciente, especialmente porque, tras un diagnóstico de crisis funcionales no epilépticas, viví una mejoría a principios de año y luego enfrenté retrocesos que me asustaron mucho. Aun así, decidí poner en práctica lo que aprendí de este poderoso título y quiero compartirte hoy algunas estrategias puntuales que me han impulsado a actuar, incluso en días en los que sentí más dudas que certezas.

Estrategia #1: El miedo como brújula

Mi primer gran impulso nació al comprender que, cuando sientes miedo, normalmente es porque algo verdaderamente importante está en juego. En mi caso, tras sufrir varios episodios, dije casi sin pensarlo que quería acompañar a mi hermana al cumpleaños de mi sobrina en el colegio. Un día antes, me di cuenta de lo que eso significaba y se me vino el pánico: “¿Cómo voy a salir, si estoy con días grises y los episodios no cesan?” Pero ese mismo miedo me demostró lo valioso que era para mí cumplir mi palabra y estar presente en un momento familiar especial. Esa sensación intensa de duda se convirtió en mi señal: sí, vale la pena, porque cuando algo te importa mucho, también te empuja a actuar.

Estrategia #2: Reconocer tu historia de triunfos

Tengo que confesar que al inicio pensé solo en mis recaídas y en la posibilidad de convertirme en una carga para mi familia. Sin embargo, recordé experiencias pasadas en las que, a pesar de sentir temor o incomodidad, logré mantenerme de pie y disfrutar. Aunque la idea de sufrir una crisis en pleno cumpleaños me inquietaba, traer a mi mente situaciones superadas me recordó mi fortaleza. Darme cuenta de que ya había sorteado obstáculos antes me dio la energía para no cancelar y seguir con el plan: estar ahí para mi sobrina.

Estrategia #3: Construir un nuevo relato de ti

Cada vez que te enfrentas a tus temores y sigues adelante, forjas una historia distinta de quien eres. Al llegar al colegio y ayudar con la decoración, me di cuenta de que ya estaba viviendo una versión distinta de mí: una persona que sí puede, que sí participa y se permite disfrutar, aun con todas las inestabilidades físicas o emocionales. Construir este nuevo relato, en donde “aunque esté en baja anímica sigo avanzando”, me dio la seguridad de que podía continuar aportando, en lugar de bloquearme y quedarme en casa.

Estrategia #4: El riesgo de no arriesgarte

Hubo un momento en el que pensé: “¿Y si cancelo de último minuto?” Pero imaginé la desilusión de mi familia y ese vacío que quedaría en mí al no haberlo intentado. No arriesgarme significaba perder la oportunidad de vivir algo que, más allá de la fiesta, me fortalecería por dentro. La culpa suave que habría sentido de quedarme sin probar era un costo más alto que el miedo a sufrir un episodio. Así que preferí estar, ayudar, sentarme cuando lo necesitaba y retomar la fiesta cuando me sentía mejor. Y sí, esa decisión me renovó.

Estrategia #5: Transformar el miedo en motor

Quizás las manos te suden o el corazón palpite con fuerza, pero esas señales pueden convertirse en tu recordatorio de que eres valiente. Mientras estuve al lado de mi hermana, noté que cada punzada de nervios me hacía buscar pequeñas adaptaciones: sentarme en un momento, respirar profundo y disfrutar del instante con mi sobrina. Ese “temor” se transformó en energía para estar más atenta y enfocarme en ayudar, en lugar de quedarme con la angustia de “¿y si me pasa algo?” De este modo, el miedo no me paralizó, sino que me guio a ser más consciente de mi cuerpo, de mis límites y de mi capacidad de disfrutar.

He descubierto que, cuando te pones en marcha a pesar de las dudas, vas construyendo un camino de victoria interna.

Te invito a escuchar tu miedo y, aun así, moverte.

Es increíble cómo el simple hecho de actuar transforma esa angustia en una chispa de motivación. El libro Aunque Tenga Miedo, Hágalo Igual me ayudó a entender que, aunque no existe un momento libre de incertidumbre, siempre hay una oportunidad de ponerte a prueba y crecer.

¿Te animas a dar ese paso que tanto temes? Porque a veces los obstáculos más grandes no están en nuestra mente, sino en no decidirnos a vivir con todo y nuestras propias sombras.

¿Te animas a intentarlo?

No dejes que el miedo te paralice. Si buscas un apoyo psicológico profesional para transformar tu narrativa y avanzar con tus sombras incluidas, te invito a agendar una consulta en mi plataforma.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Ir al contenido