Cuando hablamos de la etapa de la adolescencia, muchas veces nos centramos más en expresar que es una etapa difícil que vive un adolescente e implica muchos retos para los padres, los cuales ante la entrada de su hijo a esta etapa, pueden experimentar ansiedad y temor ante los cambios que vivirá su hijo. En este artículo quiero presentarte una nueva manera de ver y vivir esta etapa a través del “Efecto Pigmalión”, el cual describe cómo la creencia que tiene una persona puede influir en el rendimiento de otra persona. El efecto Pigmalión, ha sido objeto de innumerables investigaciones, en especial en lo que tiene que ver con la Psicología y la Educación. La Psicología utiliza el efecto Pigmalión con técnicas para desarrollar la capacidad y habilidades de las personas.
Una de las mayores influencias que tenemos en la vida es la experiencia de nuestros padres, el contexto en que nos criaron llegan a afectar nuestro futuro comportamiento. Si los padres se centran en la idea de lo negativo que será la etapa de la adolescencia, pueden olvidan que es una etapa de crecimiento y múltiples cambios desde lo físico, lo emocional, el desarrollo de la independencia y la identidad que vive el adolescente, y ciertamente es una etapa muy importante del ciclo vital del ser humano. Mantener esta idea puede ejercer presión negativa sobre el desarrollo del adolescente incluso cuando este todavía no ha llegado a ella.
El hecho de que los padres piensen y se predispongan a esta etapa como algo difícil y negativo traerá como consecuencia:
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Que esto suceda así.
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Que los padres de antemano se rindan.
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No busquen la forma de entender y aceptar a sus hijos.
Por lo tanto esa profecía negativa de la adolescencia se hará realidad, porque cuando creemos fielmente en algo y tenemos la expectativa de que ocurra, y acompañamos esto de lenguaje no verbal, gestos y palabras, se volverá realidad.
¿Pero qué pasa si nos preparamos de manera positiva y le damos otra mirada a la etapa y ante la llegada de este ciclo nos hacemos expectativas positivas sobre los cambios que experimentarán nuestros hijos y sobre nuestro papel como padres? ¿Las cosas podrían resultar diferentes?
Estoy completamente segura que será así, aplicando la teoría del efecto Pigmalión, la creencia o expectativa que se hagan los padres influirá en la vida de sus hijos. Si esa expectativa es negativa así lo será en el hijo, quien entonces desarrollará problemas con la autoestima, pero si es todo lo contrario y la expectativa que se hacen los padres con sus hijos son positivas estas influirán determinantemente en el desarrollo de la adolescente.
Comparto contigo las 12 verdades de la adolescencia que todo padre debe conocer sobre lo que necesita y lo que no necesita tu hijo adolescente.
El adolescente NO necesita:
Uno padres que piensen que la relación con sus hijos cambiará y será difícil.
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Reglas estrictas e impuestas sin derecho a la negociación.
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Pelear con un padre o madre cada día, en vez de intentar hablar.
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Ausencia de comunicación entre dos, porque el único que habla es papá o mamá, y no habla, solo pelea.
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Que le impongas tus puntos de vistas y no escuches los de él.
Las expectativas negativas hacia tu hijo solo te permitirán que no exista la confianza entre padres e hijos, que tus hijos no sepan valorarse como persona, y tengan muchas dificultades de Autoestima.
El Adolescente SI necesita:
Que hables con él sobre los cambios que experimentará su cuerpo.
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Que le preguntes qué te pasa y escuches sinceramente lo que te quiere decir.
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Que le expliques el por qué de las cosas, es decir, que en vez de decirle “yo no te dejo ir a la fiesta porque no quiero”, le digas: “yo no te dejo ir a la fiesta porque es un lugar muy peligroso y no habrán personas adultas”.
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Que negocies con él las salidas y los permisos.
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Respetar sus silencios.
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Darle su espacio.
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Aceptarlo como es.
Al reconocer como padres lo que nuestros adolescentes necesitan y no necesitan, podemos decidir impactar sus vidas de manera positiva, lo que permitirá la madurez de sus pensamientos, de sus emociones, la capacidad de autovaloración positiva, la formación de su autoconcepto, llevándolo así a ser una persona íntegra.
Una relación positiva entre ambos creará lazos de confianza, lo que les permitirá ser felices y exista entre ambos el amor y el respeto, lo que traerá como consecuencia el bienestar y la salud emocional.
Si como padre/madre te distingues por tener actitudes pigmaliónicas ante tu familia y las personas que te rodean, podrás generar relaciones eficaces y por lo tanto ser ejemplo para tu familia, tus hijos y los que te rodean.
Recuerda que cuentas con todos los recursos internos y potencial para cambiar tu vida y la de los demás.