¿Alguna vez te has detenido a pensar cómo te hablas a ti mismo? Muchas veces somos duros con nosotros, repitiendo frases que escuchamos en la infancia o en experiencias negativas. Ese diálogo interno puede marcar la forma en que nos vemos y, por lo tanto, la manera en que nos valoramos como personas. En la infancia se forman gran parte de esas creencias, y si lo que recibimos fueron críticas como “eres malo”, “nunca haces nada bien” o “no sabes nada”, es muy probable que esa percepción nos acompañe durante años y termine influyendo en nuestra autoestima.
¿Por qué es difícil valorarse?
La autoestima, en palabras simples, es el valor que nos damos como seres humanos. Cuando es sana, nos sentimos capaces, orgullosos de lo que logramos y seguros para enfrentar los retos. Pero cuando es baja, solemos convencernos de que no somos suficientes y que los demás siempre estarán por encima. Lo importante es tener presente que la autoestima no es fija, puede cambiar, fortalecerse y transformarse con el tiempo.
Factores que influyen en tu autoestima
Existen factores que influyen en cómo nos valoramos:
La importancia exagerada que damos a cómo nos ven los demás.
Los comentarios negativos que nos repetimos internamente.
La tendencia a minimizar los logros y maximizar los errores.
La creencia de que debemos ser perfectos para sentirnos satisfechos.
Todo esto alimenta una visión crítica y rígida de uno mismo que dificulta reconocer lo bueno que sí tenemos.
El camino hacia una autoestima más positiva comienza con un cambio de mirada. En lugar de enfocarte en lo que consideras defectos, empieza a reconocer tus virtudes. Date cuenta de lo que sí haces bien y repítelo en tu mente como un recordatorio cada vez que surja una crítica interna.
También es importante que celebres tus logros sin esperar a que sean perfectos, porque lo que te construye no es la perfección sino cada paso alcanzado. Los errores, lejos de ser pruebas de incapacidad, son oportunidades de aprendizaje que te ayudan a crecer y a desarrollar nuevas habilidades.
Atrévete a probar cosas nuevas, a salir de tu rutina y descubrir talentos que quizás no habías considerado. Y, sobre todo, reconócete como el gran ser humano que eres. Valora tus esfuerzos, los retos que has superado y el hecho de seguir adelante incluso cuando no todo ha sido fácil. No se trata de negar tus limitaciones, sino de entender que conviven con tus fortalezas y que ninguna de las dos define tu valor en su totalidad.
NUNCA ES TARDE:
Para comenzar a valorarte. Si notas que se te dificulta hacerlo, buscar apoyo en un profesional puede ser una gran ayuda. Un psicólogo o terapeuta puede acompañarte a trabajar en tu autoestima, en tu forma de hablarte y en el reconocimiento de lo especial que eres. La autoestima impacta en todas las áreas de tu vida: estudios, relaciones, trabajo y hasta la manera en que enfrentas los fracasos. Por eso invertir en ti es una decisión que siempre trae buenos resultados.
Si quieres profundizar en este tema, te invito a leer también sobre la importancia de conocer tu diálogo interno, porque gran parte de cómo te valoras depende de lo que te dices cada día. Otro recurso que puede ayudarte es reflexionar sobre estrategias para cumplir tus propósitos y mantener la motivación, ya que muchas veces la autoestima se alimenta de esas pequeñas metas alcanzadas. Y si lo que buscas es inspiración constante, en mi blog encontrarás artículos sobre cómo ignorar pensamientos recurrentes, que te darán más herramientas para sentirte en equilibrio contigo mismo.
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Si quieres seguir trabajando en tu autoestima y aprender más herramientas para valorarte, te recomiendo escuchar mi podcast Estímate, un espacio creado especialmente para acompañarte en este proceso de crecimiento y autovaloración.