A mis 41 años he aprendido

Recientemente cumplí 41 años y cómo suelo hacer, he reflexionado sobre lo que he aprendido en este último año de mi vida, así que hoy compartirte algunas de esas reflexiones:

A mis 41 años he aprendido

 

  1. Que en el mundo sigue haciendo falta mucha empatía, esa capacidad de ponerse en el lugar del otro, de no juzgar o emitir críticas o comentarios sobre la vida de una persona, cuando de verdad no se conoce su realidad.
  2. Me he convencido aún más sobre la importancia de haber aprendido que NO generarse expectativas de las personas y de las situaciones te libera de alguna manera de la decepción o las frustraciones. El día de mi cumpleaños fue un día maravilloso junto a mi familia y muestras increíbles de amor y buenos deseos, pero ese día también tuve que luchar con algunas situaciones de mi salud y alguien me dijo, pero un día como hoy no te sueltan estos episodios a lo que le respondí, no te preocupes yo no esperaba que no pasara o estaba pendiente a eso, simplemente estaba pendiente a vivir mi día.
  3. El respeto hacia los demás debe comenzar primero por el respeto a uno mismo, y esto significa conocer los derechos, los límites sobre lo que permito y lo que no, sobre lo que me gusta y lo que no, y desde ahí hacer valer estos derechos y en el proceso aprender hacer lo mismo con los demás.
  4. Las emociones son importantes…cada una de ellas, las buenas y las que llamamos desagradables, y que esto significa saber reconocerlas, saber llamarlas por su nombre, darte el permiso de vivir aquellas que incluso nos han enseñado que no debemos vivir. Romper el muro de esas frases de estar triste está mal, no muestres tu vulnerabilidad, está mal expresar ira o frustración. Mi esposo, mis hijos y mi neuropsicóloga me ayudaron a romper estos muros y en mi situación de salud poder apoyarme en normalizar que podía estar triste todo lo que quisiera, que podía decir en voz alta estoy frustrada por lo que me pasa con mi salud, que me molesta cuando se me traban o se me pierden las palabras. Y cuando pude conectar con eso, todo fue diferente.
  5. A llevar conmigo siempre las palabras que leí en el libro martes con mi viejo profesor, este profesor que vivía una situación de salud grave donde iba perdiendo facultades, se ahogaba, no podía respirar. Cada día se daba un tiempo para llorar, mostrarse vulnerable, quejarse de su situación, llorar como un niño, luego se secaba las lágrimas y decidía vivir ese día que tenía la oportunidad de estar vivo.
  6. Hay un miedo que paraliza y no te permite hacer lo que quieres, te llena de miedo y de inseguridades y al darle el permiso de quedarse te puedes perder de vivir muchas experiencias, de cerrar puertas a nuevas oportunidades, de limitarte y quedarte con la frase en tu cabeza NO PUEDO, ES MEJOR NO HACERLO. Si hubiese dejado que esas palabras se quedaran en mí, hoy podría estar arrepintiéndome de no haber hecho cosas por miedo.
  7. Que hay un miedo que sirve como brújula para guiarte, para prepararte, para llevarte a hacer cosas aun teniendo miedo de hacerlas, que ese miedo cuando lo enfrentas o lo abrazas y haces aquellas cosas aun con temor, te dan el regalo de la confianza, de la gratitud, de la alegría, de la satisfacción.
  8. Que no volveré a ser la misma Jeymi de antes y eso está bien, y yo lo he aceptado y no quiero volver a ser la misma, porque la persona que soy ha descubierto una fuerza y una valentía increíble, porque con el último año y medio de situaciones de salud he podido poner aún más en práctica, todas las herramientas y todo lo que he descubierto con mi comunidad para tener una vida en armonía.
  9. Que sigo confirmando el efecto de hacer de la gratitud un estilo de vida, ser agradecido, identificar las cosas buenas que pasan a tu alrededor y te ayudan a salir de los lamentos y dejar de enfocarte en lo que no tienes o no sucede…… para valorar todas las cosas que si
  10. Que de las dificultades y de los resto si se aprende y también estás situaciones te hacen crecer y te enseñan.
  11. En lo bonito que es seguir estando presente para los que te rodean, y no hay que tener la mejor condición de salud y vida para hacerlo, porque si lo decidimos podemos ser luz para los demás, que tal vez, aunque no lo dicen, o lo expresan pueden estar viviendo en un momento de oscuridad. Cada año Dios me regala en diciembre una palabra para el año siguiente, mi palabra de este año es LUZ, a mí me pareció increíble , recuerdo que me dije y como yo podre ser Luz para los demás cuando estoy en este momento de mi vida con tantas luchas…Pero después fui viendo con más claridad, que no hay una condición perfecta para ser luz, que mi presencia bastaba, que escuchar sin juzgar lo hacía, que acompañar y apoyar en un momento de dificultad lo hacía, que recordar las fechas importantes y hacer sentir bien a los demás también era ser luz, y después para confirmar aún más esto, varias personas sin yo ni siquiera imaginarlo me escribían eres luz, gracias por ser luz en mi vida.
  12. A escuchar mi cuerpo que claramente me habla cuando me estoy excediendo, haciendo cosas físicas que en mi caso por el momento me agotan, y cuando no lo he escuchado he podio caerme y golpearme y en esos momentos se ha evitado porque siempre tengo a mis hijos o a Robert cerca. Mi cuerpo me habla y me dice, ya no más, siéntate, toma aire, me dan mareos por ejemplo que me avisan ese agotamiento.
  13. A ser paciente, Robert y yo relajamos diciendo que yo estoy haciendo una maestría en paciencia, pero hace unas semanas o meses atrás paso a la categoría de Doctorado en paciencia, recuerdo hace unas semanas cuando estaba haciendo ejercicios con mi entrenador Robert jaja, los ejercicios físicos son parte de la terapia que debo hacer, PUES haciendo algo que siempre hago, me dio un episodio y yo me puse a llorar, me frustre porque me decía, y porque me dio si es un ejercicio que ya hago y ya no tengo episodios cuando hago ejercicio, pues yo me puse a llorar cómo una niña y me dice Robert recuerda que estamos haciendo una maestría en paciencia y yo le dije y quien fue que dijo que yo quería hacer esa maestría en paciencia, seguí llorando, pero luego me seque las lágrimas y seguí, así como lo que más arriba te conté sobre el libro Martes con mi viejo profesor. Muchas personas han podido ver como yo un día estoy más animada y puedo hacer muchas cosas y luego tengo días con episodios, y en baja, y si me preguntan y les cuento esto, lo primero que me dicen es, y que dicen tus médicos y yo les recuerdo que mi cerebro se está entrenando y aprendiendo que lo que hago o lo que me pasa y sobre todo si está relacionado con el dolor no es una amenaza, y ahí viene el tema de ser paciente porque mi cerebro se tomara el tiempo que el necesite para hacerlo, y mi familia y yo hemos estado trabajando en eso, y por cierto el doctorado en paciencia lo estamos haciendo todos.
  14. Volver a empezar y retomar una y otra vez: Y te cuento otra anécdota sobre los ejercicios, en las primeras semanas de julio tuve un retroceso en mi salud y por el estado en que estaba no hice ejercicios, ayer retome con una pequeña rutina, y fue muy difícil, y puedo desanimarme y ya no querer seguir, pero mi decisión es que lo hare, aunque sea difícil volver a retomar ya que me comenzara a doler todo y más que eso es parte de mi terapia y mi neurólogo me lo indico y cuando voy siempre me pregunta y cómo van los ejercicios.
  15. A vivir el presente sin enfocarme en el pasado o en el futuro, mi presente es cada día que me levanto con cada una de sus experiencias, tomarme el café con Robert a las 5.45 o 6 de la mañana, Estar con mis hijos Nicolas y Steve en casa y hacer nuestras actividades del campamento, y aunque no lo creas no me pongo a pensar en la Jeymi de antes y en lo que paso ayer donde tal vez no pude hacer las cosas que ya quería,

Ya no me siento culpable por esas cosas, solo me digo hoy es un nuevo día.

Pero tampoco pienso en el futuro,  en cosas como, por ejemplo: cuando yo este sana, cuando ya supere esta condición de salud, cuando ya nunca tenga episodios, a estos pensamientos no le doy cabida en mi vida, y tal vez se te haga difícil creerlo, pero esto es posible, y si te preguntas ¿Cómo lo logro?, pues a través de muchos años de práctica, primero aprendiéndolo, luego aceptándolo y con muchas situaciones que me ayudaron a ponerlo en práctica y luego asumirlo cómo parte de estilo de vida. Cuando me pasa, porque me pasa, me digo a mí misma Jeymi vive el presente.

Pues hasta aquí esta reflexión sobre aprendizajes en mis 41 años de vida, espero que sean de utilidad para ti y quiero pedirte que no te quedes solo con ella para ti, tal vez hay alguien en tu vida para la que necesitas ser LUZ compartiéndole este episodio. ¿Te animas?

También te comparto algunos episodios de mi podcast Vivir en Armonía donde he compartido algunas de mis experiencias con mi salud:

Reconstruyéndome: Mi historia
Cuando el MIEDO se convierte en una Brújula
Hazlo, aunque TIEMBLES
8 años de mucha Armonía

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Ir al contenido