Ser mamá: el viaje más importante

Hace unos años atrás inició uno de los viajes más importantes en mi vida, un 29 de febrero del año 2016 llegó a mi vida sin previo aviso y adelantándose a la fecha, mi hijo menor Steve Alonso, desde ese día inició para los dos un viaje de experiencias, de conocernos, de aprender el uno del otro, de vivir días buenos, así como también malas noches, cansancio, días difíciles.

En este viaje he tenido la oportunidad y la dicha de estar con Steve cada día de su vida, acompañándolo, cuidándolo, jugando y sobre todo aprendiendo, aprendiendo muchísimo. En la vida cada nueva vivencia o experiencia es un viaje que inicias, donde este trae consigo muchos aprendizajes, y claro la persona que inició este viaje con Steve hoy no es la misma.

Salí con mi mochila (cargada de ideas, pensamientos, emociones y alguna que otra expectativa), un cayado para sostenerme y un mapa que me enseñara por dónde caminar, por dónde ir.

¿Qué si tuve miedos, inseguridades? ¡Sí, muchísimos!
¿Qué tuve que dejar en el camino de ser su mamá aquellas cosas que no me servían, que me paralizaban y estancaban? También.

Y muchas veces me enfrenté, más que nada con el miedo. Una profesora muy sabia decía que el miedo en una dosis pequeña se puede convertir en prudencia. Pero en este viaje, en algunas ocasiones, sentí tanto miedo que llegué a estar paralizada, así que me enfrenté a él, derrumbé las ideas, las expectativas, lo que había leído y entendido que tenía que pasar. Tomé la decisión de que no me paralizara más, para así poder seguir caminando en este viaje tan importante.

Ahora comencé a llenar mi mochila de una actitud más abierta, de ser más comprensiva conmigo, de aprender de mis errores para no pasar tanto tiempo entre culpas y autocríticas, sino entendiéndome, comprendiéndome, perdonándome.

Durante el trayecto me encontré con distintos climas… frío, soleado, lluvioso. A veces llevaba paraguas, otras veces no; a veces abría el paraguas para detener aquellas cosas que venían del exterior y que no me servían o aportaban, siempre con el respeto debido a quien las decía.

Porque mi decisión de ser mamá a tiempo completo para Steve, de estar trabajando desde casa y aun así decidir cuidarlo en los primeros años de su vida, ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida.

¿Qué también durante este camino hay que tomar tiempo para mirarse al espejo? Claro que sí. Ese mirarse al espejo para mí significó revisar, cambiar, reflexionar, tomar decisiones.

Mirarse al espejo tiene todo que ver con reconocer tus defectos, miserias, egoísmo, con todos los miedos que no te dejan volar, con todas las virtudes y dones que posees para regalarle a los demás, pero también que al mirarte puedas ver tus maravillas y no solo tus sombras. Ese mirarme al espejo me permitió ir transformándome y cambiando en este viaje.

Si no somos capaces de mirarnos al espejo, no podremos ir transformándonos.

En el año 2020 cerré un capítulo de este viaje tan importante de ser mamá de Steve, ya que la aventura cambiaria. Steve inicio un viaje diferente: Vivir su primera experiencia escolar.

Y hoy yo quiero agradecerle a Steve el darme la oportunidad de ser su mamá, quiero agradecerle su cariño, sus besos, sus sonrisas, quiero agradecerle todo lo que me ha enseñado, todo lo que me ha retado para ser mejor mujer, mamá y persona.

Gracias por estar conmigo cada día, porque mi momento de oración a solas se convirtió en un momento de oración compartido, donde aprendimos a hablar a Dios a través de la música, donde nunca fui sola al baño, donde me animaste cada día con tu linda voz a no dejar de hacer ejercicios, donde levantaste mi cara con tus manos para decirme cuando estaba triste: “no pasa nada mami, todo está bien”.

Gracias mi pequeñito de mamá, te amo con todo mi corazón.

Hoy ya no estaremos los dos solos pues comienza este tiempo de vacaciones y preparación para tu primer año escolar, así que todos como familia viviremos esta nueva aventura. Hoy cierro un capítulo y preparo mi mochila, mi bastón, mi mapa y mi paraguas para iniciar un nuevo camino.

Quizás tú también estés viviendo un viaje parecido: el de la maternidad, la paternidad o simplemente el proceso de crecer como persona. Todos llevamos una mochila cargada de aprendizajes, valores y experiencias, y cada día es una oportunidad para revisar lo que cargamos en ella.

Cada caso es único:

  • Puede que tu viaje sea aprender a soltar a tus hijos cuando comienzan la escuela.

  • Tal vez tu camino sea enfrentar tus propios miedos para crecer como persona.

  • O quizá estés en el inicio, preguntándote cómo será esta nueva etapa que estás a punto de comenzar.

Sea cual sea tu viaje, lo importante es reconocer que no se trata de hacerlo perfecto, sino de vivirlo con apertura, gratitud y disposición para aprender.

Hoy quiero cerrar con gratitud, porque gracias a Steve este viaje ha sido más profundo de lo que jamás imaginé. Él me enseñó a detenerme, a ser más comprensiva conmigo misma, a tener paciencia y a valorar cada instante.

El viaje más importante no es solo la maternidad, es la oportunidad de transformarnos cada día y de elegir cómo queremos seguir caminando.

Gracias a Steve Alonso por todo lo que ha enseñado, hoy el tiene 9 años y juntos seguimos recorriendo este camino lleno de aventuras,

Anímate a dejarme tus comentarios y contarme tus experiencias con la maternidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio
Ir al contenido